5 formas para adorar a Dios: Adorar con Nuestros Pensamientos (Fragmentos de mi libro: Adoración Integral)

Fuente: Google Image Search Engine

He llegado al entendimiento de que no por pensar más en los problemas hallaré una solución. La Palabra de Dios me enseña lo siguiente:

Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:3

¡Qué difícil es hacer que nuestra mente persevere en Dios! Especialmente cuando vuela de problema en problema tratando de encontrar mil y una soluciones para cada uno de ellos. Pero, dirigir nuestros pensamientos hacia Dios en lugar de a nuestros problemas, es como encontrar un oasis en el desierto. Dice este verso de Isaías, que hacer perseverar nuestros pensamientos en Dios es una muestra de que confiamos en El. Cuando usted pasa tiempos difíciles, ¿Confía en Dios o en sus propias habilidades?

Dice la Biblia que es maldito aquel que confía en el hombre (Jer. 17:5) Esto no significa que usted es maldito solamente por confiar en otras personas. Lo es, si pone su confianza en esas personas antes que en Dios. Pero “confiar en el hombre” no solo significa confiar en otras personas antes que en Dios. También incluye poner su confianza en usted mismo antes que en Dios. Significa creer que cualquiera, excepto Dios o antes que El, puede solucionar nuestros problemas. Por confiar en otros y no en Dios es que a veces pensamos: “¿A quién podré buscar para que me ayude?”, en lugar de dirigir nuestra atención directamente a Dios.

Creo, y esa ha sido mi experiencia, que somos capaces de dirigir todos nuestros pensamientos a Dios, solo cuando empezamos a conocerle y a tener una relación personal con Él. Podemos aprender a conocer a Dios a través de la oración y a través de su palabra. En Isaías 26:3, dice el profeta que somos guardados en completa paz cuando nuestra mente persevera en Dios. Pero, perseverar es una acción voluntaria. No es algo que sucede por inercia. Sucede cuando así lo buscamos. Así que si anhelamos tener paz, aun en medio de una tormenta o del desierto, busquemos perseverar nuestros pensamientos en Dios. Busquemos tener una relación personal y cercana a Él. Es nuestra decisión. Nadie más lo podrá hacer por nosotros.

Tal vez podamos decir que los pensamientos no se controlan. Tenemos razón, pero en cierto modo. No podemos controlar que vengan ideas o pensamientos a nuestra mente, pero si podemos controlar el hecho de no anidar esos pensamientos en nuestra mente. Es cuestión de querer hacerlo. Déjeme darle un ejemplo:

Fuente: Google Image Search Engine

Usted está solo sentado frente al televisor en la noche. Está cambiando canales y de repente aparece una imagen pornográfica en la pantalla. Usted, por instinto cristiano o por temor a ser descubierto, o por ambos, cambia de inmediato el canal. Pero aquella imagen quedó en su mente por un rato, debido a su memoria de corto plazo. Usted no pudo evitar que la imagen llegara a su mente, pero si puede evitar que esta se quede ahí. ¿Cómo? Simplemente puede concentrarse en buscar una programación que le hable de Dios, o busque oración, o lea la Biblia. Cualquier actividad que le ayude a desconcentrar su mente de aquella imagen.

Hoy en día las imágenes que ponen en aprietos a nuestra mente están por doquier. Vemos todos los días violencia doméstica, abusos sexuales a menores y adultos, guerras y rumores de guerras, asesinatos, terrorismo, etc. También, vemos la falta de pudor de hombres y mujeres que en su afán de estar “a la moda” dejan en entredicho sus reputaciones, al mostrar partes de su cuerpo que antes quedaban solo a la imaginación de los demás. Pero estas son solo las imágenes visibles. 

Fuente: Google Image Search Engine

Hay unas imágenes más sutiles que nuestro enemigo el diablo utiliza a menudo para atacar nuestras mentes y alejarlas de pensar en Dios. Imágenes de infidelidad de nuestras parejas, sin ser reales, solo para sembrarnos el celo en nuestros corazones. Imágenes de nuestros fracasos, pasados y presentes, con palabras que susurran a nuestros oídos lo inútil de nuestras vidas, con el objetivo de deprimirnos y alejar nuestras mentes de Dios.
Todos estos pensamientos que vienen a nosotros, el diablo trata de usarlos a su favor. Trata de cualquier forma de alejarnos de Dios, de que dejemos de pensar en Él, y peor aún, que dejemos de confiar en Él.
Es por eso que debemos procurar en todo tiempo perseverar en nuestra comunicación con Dios. De esa forma estaremos menos expuestos a que nuestros malos pensamientos lleguen a nuestros corazones. Fíjese en Marcos 7:21-23:

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre
Es lo que dejamos anidar en nuestras mentes y corazones lo que nos hace pecar. Es como el hombre que ve pasar una chica con minifalda. La primera mirada es incontrolable. Cuánto tiempo dura esa mirada o lo que viene después, sí se puede controlar, y evitar con esto cometer pecados que nos alejen del Señor.
Lo que hacemos con nuestra mente depende en gran manera de lo que hacemos con nuestro tiempo. Dice Efesios 5:15-20 que debemos andar como sabios y no como necios, aprovechando nuestro tiempo. El verso 17 dice que no debemos ser insensatos, sino entendidos de cuál es la voluntad del Señor. Es por eso que es tan importante buscar insistentemente cual es la voluntad de Dios para todo lo que hacemos en nuestras vidas. Decía mi madre que “mente desocupada es taller de Satanás”. ¡Cuánta razón tenía! Si creemos que no podemos controlar lo que pensamos, entonces entreguémosle el control a Dios y ocupémonos en hacer algo productivo. 

Fuente: Google Image Search Engine

Que nuestra mente sea productiva y no destructiva.

Dios quiere que toda malicia que hay en nuestras mentes y en nuestro corazón sea eliminada, y sea sustituida por la madurez que solo El nos puede dar. 1 Corintios 14:20 dice:
Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar
Maduros, pero no maliciosos.
Es por esto que Jesús dijo que para entrar en el Reino de los cielos, debíamos hacernos como niños, sin malicia ni maldad en nuestras mentes.
Pero, hablar de ser como niños en nuestras mentes abre una interrogante: ¿Qué es lo que podemos pensar entonces?
Filipenses 4:8 lo resume así: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad
Pensemos bien lo que hemos de pensar, para que aprendamos a agradar a Dios, para que de esta forma podamos ser capaces de amarlo, aun hasta con la mente:
…amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente Lucas 10:27