Dios no tiene límites de tiempo. Pero nosotros sí. Es por eso que no deberíamos perder el tiempo en vanas discusiones acerca de cuál día es el correcto para dedicarle al Señor. Simplemente dediquémosle un día a Él. O ¿pasaremos el resto de nuestros días en esta tierra queriendo saber cuál es el día correcto para guardarle? No perdamos nuestro limitado tiempo en esta tierra en asuntos doctrinales. Lo importante es que propongamos en nuestro corazón obedecer al señor, al dedicarle un día de nuestra vida a la semana. ¿Tenemos tiempo para hacerlo, o somos personas muy ocupadas? Analicemos algo: supongamos que trabajamos 12 horas al día (cosa que pocos hacen en nuestro país). Supongamos ahora que trabajamos seis días a la semana, de lunes a sábado, o de domingo a viernes. El orden no importa. Significa entonces que trabajamos un promedio de 72 horas a la semana. Sumemos ahora 1 hora al día para almorzar y 8 horas diarias para dormir. En la semana, habremos utilizado 54 horas más en estas...
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