Génesis 39
José inicia su vida en Egipto. No
hay detalles en la Biblia acerca de su travesía desde que fue vendido por sus
hermanos hasta el momento de su llegada al nuevo país. Algo es seguro, no debe
haber sido fácil. El iba en calidad de esclavo, una pertenencia mas.
Pero José tenía una esperanza en
medio de la prueba. Dice el verso 2: “Más
Dios estaba con José” Dios nunca le abandonó.
Él fue vendido al capitán de la
guardia del faraón llamado Potifar. En este verso se describe a José como un
varón próspero desde el inicio que estuvo sirviendo en casa del capitán. Dice
este relato que su amo pudo ver que Dios estaba con el de forma que le puso al
cuidado de todo en su casa. Lo convirtió en el mayordomo de su casa. Desde ese
momento, Dios empezó a bendecir la casa de Potifar. Dice el verso 5 que aún en
el campo había bendición a causa de José.
A causa de su siervo José, Dios
extendió su misericordia y bendición hasta el egipcio y sus posesiones, aunque
Egipto era una nación pagana y politeísta. De hecho, relatos históricos
extra-bíblicos dicen que el faraón era considerado un dios en sí mismo. A los
faraones se les solía llamar “la estrella de la mañana y de la noche”.
Sin importar esto, Dios bendijo la
casa de Potifar porque José estaba ahí y porque Potifar tuvo gracia para con el.
El verso 6 describe a José como de
“hermoso semblante y bella presencia”
Esto llamó la atención de la
esposa de Potifar. En el verso 7 dice que directamente ella le ofreció: “duerme
conmigo” Todos sabemos que esta no era una invitación a compartir la cama para
“dormir”, sino para tener intimidad con ella.
Pero en los siguientes versos dice
que José la rechazó. Cualquiera puede decir que el tendría todo el deseo carnal
al rojo vivo, pues era aún un adolescente de entre los 17 y 18 años. Sin
embargo el puso dos razones de peso y se aferró a ellas: el respeto a su amo y
el amor a su Dios!!
Pero aquella mujer no tomó ese
rechazo como algo definitivo. Ella siguió insistiendo y aún así, José siguió
rechazándola.
Un día, como era de esperar, hubo un solo momento en
el que la mujer y José se encontraron solos en casa. El relato bíblico describe
a la mujer prácticamente abusando de José, tomándolo por su ropa y diciéndole
que se acostara con ella. La invadía un espíritu de lascivia tan tremendo que
usó de la fuerza para estar con el joven hebreo. Pero José prefirió correr. En
el forcejeo, dejó su ropa en manos de la egipcia. Esa fue la oportunidad
perfecta de la egipcia para encubrir su pecado y poner la culpa y las miradas
acusadoras sobre José. Contó un relato terrible en el cual José era un violador
y ella una inocente víctima. Ella retuvo la prenda de José y su historia hasta
el regreso de Potifar y le contó el inventado relato.
Eso bastó para que Potifar, cegado por su ira,
hiciera llevar a José a la cárcel. José, siendo un simple sirviente, no tenía
el derecho a ser escuchado. Además, era su palabra contra la de la esposa.
De este relato podemos resaltar dos aspectos muy
importantes:
1.
La integridad de José ante la
oportunidad de pecar. Él se mantuvo firme porque prefirió asumir las
consecuencias, antes de faltar al respeto de su amo y de fallarle a Dios.
2.
Esa integridad hacía que la
misericordia de Dios estuviera con el, en todo lugar a donde el fuera. Aun en
la cárcel, Dios le hizo hallar gracia delante de todos y le hizo prosperar de
manera que el jefe de la cárcel le puso a cargo de todo y de todos.
Para finalizar, cabe hacernos una pregunta para
reflexionar, ¿Qué tan íntegros somos ante la adversidad y las oportunidades de
pecar? ¿Qué tanta importancia le damos a nuestra relación con Dios cuando
tenemos la oportunidad de sucumbir a los deseos carnales?
Que este sea el anhelo de nuestro corazón de ahora en
adelante, “hallar gracia ante los ojos de Dios”
Integridad, perseverancia y fidelidad para con Dios y
los hombres. Ese debería ser nuestro lema de vida.
Bendiciones!!
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