Salmo 27:14 Pon tu esperanza en el SEÑOR; ten valor, cobra ánimo; ¡pon tu esperanza en el SEÑOR!
Dicen que lo último que debe morir es la esperanza. Y es que la esperanza es:
- La escalera que te ayuda a salir del pozo de la desesperación
- El puente que te lleva de la ansiedad y la angustia a un estado de sosiego y paz
- Esa roca de la que te aferras cuando estás a punto de caer por el desfiladero
- La luz que entra por la ventana de un cuarto oscuro
Un día, poco después de haber perdido al sobrino menor de mi esposa en un accidente y de haber perdido el primer embarazo de ella con apenas cinco meses de gestación, me senté frente a un viejo teclado que tenía en abandono. Tenía varios días de no querer hablar con Dios.
Después de todo, me sentía abandonado por El. Además de las pérdidas de aquellas inocentes criaturas, estaba a punto de perder mi negocio, ya que me quitarían el local en donde vivíamos y teníamos nuestra pizzería, para dar paso construir un centro comercial en aquel lugar.
De verdad, todo estaba a punto de perderse para mí.
Yo vivía, pero no quería hacerlo.
"Tal vez me lo merezco" - pensé - "Me lo merezco por mis pecados del pasado. Me lo merezco por estúpido, por creer que puedo hacer bien las cosas, cuando parece que todo lo que toco se destruye"
Pero ese día, faltando poco para mudarnos a un nuevo lugar y con un futuro sumamente incierto, me senté frente al viejo y olvidado instrumento.
Comencé a llorar antes que a tocar. Lloré, simplemente porque las notas que antes fluían con facilidad entre mis dedos, esta vez se negaron a salir. La música estaba en mi mente, pero no lograba hacerla llegar a mis manos.
De repente, las palabras del Salmo 27:14 empezaron a resonar en mi interior. No exactamente iguales, pero algo me decía que confiara en el Señor, que a pesar de todo, aún había esperanzas para mi.
Entonces, comencé a tocar una tonada sencilla, pero con un profundo sentimiento que provenía de lo profundo de mi ser.
Cuando aquella música dulce y apacible me había dado el sosiego que necesitaba, supe que era el momento de escribir. Ese día surgió una nueva canción:
SOLO TU GRACIA
LETRA Y MÚSICA: KENNETH MADRID / 2005
Sólo tu gracia puede llenar la noche oscura de paz
sólo en tu gracia puedo encontrar tu tierno abrazo de amor
Cuando en medio de aflicciones desfallezco en mi interior
y siento un velo que me enceguece y no me deja verte o Dios
Suavemente en mi interior resplandece tu gran amor
Lo hace solo tu gracia SEÑOR
Después de escribir aquellas palabras y de cantarlas una y otra vez, me di cuenta de que mi terquedad no me había permitido disfrutar de esa gracia divina.
Si la Biblia me dice que ya Dios me había perdonado (1 Juan 1:9) y que nada ni nadie, ni el mismísimo diablo pueden acusarme (Romanos 8:1), porque ya había yo confesado mis pecados, me había arrepentido y me había apartado de ellos. Entonces, nada me impedía disfrutar de la gracia de Dios.
Nada podía impedirme buscar su rostro y hablar con El. Desde entonces, le busco y hablo con mi Padre Celestial.
Y cada vez que el panorama se divisa oscuro y con nubes de tormenta, tomo ese salmo y lo pongo como mi armadura para enfrentar lo que viene.
Mi estimado(a) lector(a). No hay razón para perder la esperanza. A veces, las soluciones a nuestros conflictos o los oasis en nuestros desiertos no los encontramos en el tiempo en que quisiéramos, pero podemos tener la esperanza de que lo haremos!
Pongámonos a cuentas con Dios y con los nuestros. Perdonemos a quienes nos ofenden, pero mas importante aún, pidamos perdón cuando hemos fallado. Sepamos reconocer nuestros errores y no juzguemos a nadie (Mateo 7:1) para que nadie se levante como juez en nuestra contra.
Vivamos una vida agradable delante de Dios, porque de esa forma, cuando estemos en dificultades o en tiempos de angustia, tendremos toda la libertad de venir delante de Dios y poner nuestra esperanza en El, y confiar que en su tiempo, Dios dará respuesta a nuestras plegarias.
Bendiciones
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